Si vives en una vivienda mal aislada, y la gran mayoría de nosotros lo hacemos, podrías estar gastando cientos de euros este invierno en facturas de energía. Nuestros antepasados tenían muchas maneras de mantenerse calientes por un coste muy bajo o sin costo alguno, debido al tipo de construcción que se hacía antaño. Ahora, gracias a las modernas cámaras de infrarrojos y a los avances en la física ambiental, podemos entender cómo funcionan estos métodos y medir cómo son de efectivos.
La clave para entender cómo mantenerse caliente, es el hecho de que se pierde más calor por la radiación del entorno que por convección al aire. Esta es la razón por la que tu casa se siente tan fría cuando regresas después de algunos días durante el invierno, incluso después de haber encendido la calefacción central. Aunque el aire se calienta rápidamente, las paredes tardan mucho más en hacerlo y pueden seguir frías por más de un día.
De la misma manera, en las casas mal aisladas, los interiores de las paredes externas pueden tener varios grados más fríos que el aire y las paredes internas, lo que lo hace sentir frío en el interior de las habitaciones.
Afortunadamente, hay cinco formas sencillas de superar esto y minimizar tus facturas de energía.
Cierra tus persianas por la noche.
Durante el día, tus ventanas dejan pasar más energía radiante de la que sale. La luz del sol puede entrar a través del vidrio, pero la ventana es opaca a la radiación infrarroja que intenta escapar. Por la noche, sin embargo, las ventanas de un solo vidrio pueden enfriarse rápidamente y hacer perder varios grados en el interior.
Incluso las ventanas con doble acristalamiento no son excelentes aislantes y pueden caer a alrededor de 14 ° C. Esto da como resultado pérdidas de energía de 50-100 vatios por metro cuadrado, lo que equivale a utilizar una bombilla de filamento de las antiguas.
La mejor manera de prevenir esta pérdida de calor es cerrar las cortinas y bajar las persianas inmediatamente después del anochecer. Proporcionan una barrera adicional contra la pérdida de calor radiante, añaden aislamiento y reducen las corrientes de aire.
Cubre tus paredes
Las paredes sólidas de ladrillo o piedra son mejores aislantes que el vidrio, pero aun así se enfrían y dejan salir mucho calor.
Afortunadamente, puedes reducir significativamente las pérdidas de energía cubriéndolas con imágenes o espejos. Incluso un póster sencillo agrega una capa adicional de aire, elevando las temperaturas de la superficie interna en alrededor de 1 ° C y reduciendo la perdida de energía en un cuarto.
¿Quién necesita Kindle cuando tienes libros que mantienen el calor?
Lo mejor de todo son las estanterías con libros en su interior. Si eres un ávido lector, tus libros antiguos son excelentes aislantes. Los lomos de los libros se elevan casi a temperatura ambiente, haciéndolos cálidos. Al menos térmicamente, los libros impresos son muy superiores a sus homónimos electrónicos.
Cubre tu puerta principal
Las puertas pueden dejar entrar las corrientes de aire. Si son puertas delgadas o acristaladas pueden tener una capacidad aislante muy pobre, cayendo a 10-15 ° C en las noches frías. Cubrir la puerta y la pared circundante con una gruesa cortina puede eliminar prácticamente toda la pérdida de calor.
Coloca tus muebles cerca del calor
La sensación de calor en una habitación depende de dónde te encuentres, aunque la temperatura del aire sea la misma en todo momento. Te sentirás más caliente si te colocas más cerca del interior de la casa porque las paredes externas frías están más alejadas. Así que trata de colocar tus muebles al lado de una pared que no dé al exterior.
Si tu escritorio está contra una pared externa para que puedas mirar por la ventana, tus piernas tenderán a enfriarse, aunque puedes reducir este efecto apoyando un cartón contra la pared. Si la cabecera de tu cama está al lado de una pared externa fría, estarás más expuesto a tener el cuello rígido, aunque puedes contrarrestarlo de alguna manera utilizando un cabecero sólido. La mejor solución, por supuesto, es una cama con dosel, pero la mayoría de las habitaciones no son lo suficientemente grandes.
Como conclusión, saber cómo se mueve el calor en tu vivienda, puede ayudarte a enfrentar el frío y crudo invierno. Nuestra experiencia nos ha demostrado que investigar las propiedades térmicas de tu casa con una cámara infrarroja mantendrá a buen recaudo cientos de euros en tu bolsillo y no en los de las empresas energéticas.
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